En pleno centro de La Habana, escenas impactantes se repiten con frecuencia: jóvenes caminando tambaleantes, con la mirada perdida y movimientos rígidos, como si fueran zombis. El responsable es “el químico”, una droga sintética altamente adictiva que ha encendido las alarmas en toda la isla.
Un país históricamente acostumbrado a bajos niveles de consumo de drogas enfrenta ahora la rápida expansión de este cannabinoide sintético, mucho más barato y potente que la marihuana. Su consumo se ha extendido de la capital a varias provincias, impulsado por la crisis económica y su fácil acceso.
Una crisis que golpea a los jóvenes
Para Josué Ángel Espinosa, de 21 años, el químico se convirtió en una esclavitud:
“No podía comer sin consumir. No podía dormir”, recuerda.
Espinosa necesitaba hasta 15 cigarrillos mezclados con la sustancia cada noche para lograr descansar. Hoy se encuentra en rehabilitación en una Casa de Rescate para adictos, fundada hace un año por el pastor evangélico Rotyam Castro, de 36 años, en las afueras de La Habana.
Castro advierte que la droga no distingue clases sociales:
“He conocido muchachos de la calle, pero también artistas, músicos y profesionales. Esto se salió de control.”
Aunque no existen cifras oficiales, especialistas coinciden en que la combinación de crisis económica y bajo costo ha disparado su consumo entre los jóvenes.
¿Qué es “el químico”?
Una dosis cuesta apenas 100 pesos cubanos —unos 25 centavos de dólar—, más barato que un paquete de cigarrillos. Según las autoridades, la mezcla contiene sustancias como carbamazepina, benzodiacepinas, anestésicos de uso veterinario, formol, fentanilo y fenobarbital.
Los vendedores clandestinos diluyen el preparado y lo rocían sobre hierbas o papeles, de ahí los nombres “el químico” o “el papelito.” Los consumidores lo fuman en cigarrillos, alcanzando efectos 50 a 100 veces más potentes que el THC, el componente psicoactivo del cannabis.
Efectos alarmantes
En videos que circulan en redes sociales se observa a jóvenes desorientados, con la mirada perdida, murmurando, desplomándose o convulsionando. Los síntomas más comunes son:
- Rigidez muscular y posturas contraídas
- Marcha “zombi”
- Convulsiones y pérdida de coordinación
- Taquicardia, hipertensión y arritmias
- Náuseas y pérdida del apetito
La doctora Elizabeth Céspedes, directora del Centro de Desintoxicación de Adolescentes del Ministerio de Salud, explicó que la intensidad de la droga es la que provoca las posturas rígidas y la caminata similar a la de los zombis.
La lucha por la recuperación
En la Casa de Rescate, la rehabilitación es gratuita y voluntaria, basada en oraciones, clases de conducta y trabajo colectivo, sin medicamentos.
El plomero Gabriel Chéscoles, de 30 años, reconoce que aún le queda camino:
“Llegué destruido… pero ahora estoy mejor. Mis padres vuelven a confiar en mí.”
El chef Luis Yankiel Zambrano, de 33 años, también encontró en este centro una oportunidad:
“Últimamente lloraba y le decía a mi madre que no podía seguir así.”
Respuesta de las autoridades
El gobierno endureció las penas contra traficantes y lanzó campañas de prevención en barrios vulnerables. Sin embargo, medios internacionales como AFP aseguran que no se les permitió acceso a los foros comunitarios organizados por el Estado.
Mientras tanto, jóvenes como Espinosa y Zambrano sueñan con abrir pequeños negocios que les permitan sostenerse y apoyar a la casa que los rescató de las drogas.